7 cosas del equipo de guitarra que son un rollo
Hay veces que uno se le llevan los demonios por culpa del equipo: he aquí unos cuantos ejemplos.
El equipo de guitarra es a la vez una diversión y una preocupación obsesiva. No debería serlo, pero en muchos casos, lo es: con un poco de sentido del humor, vamos a mencionar hoy unas cuantas cosas que nos pasan con nuestro equipo que nos sacan de nuestras casillas.
Problemas del primer mundo, soy plenamente consciente, pero aunque mi pasión es el equipo de guitarra, hay cosas que me revientan. Las cosas no son perfectas, eso lo se, pero cuando uno es de carácter obsesivo, a veces actúa como si pretendiese que así fuera. En este post citaremos unas cuantas cosas que logran hacer que me tiemble el párpado.
Tener que agacharme a retocar presets en ensayos
Soy total defensor de la tecnología digital por todo lo que permite. Pero la verdad, cuando llego a un ensayo de un grupo o repertorio nuevo, y me toca estar cada dos por tres agachado navegando entre menús ante la mirada aburrida de mis compañeros, no puedo con ello.
Son esos los momentos en que desearía estar usando pedales sueltos que, con un toquecito de perilla, permiten modificar cosas rápidamente sin navegar.
Tener que bailar un zapateado cuando uso pedales sueltos
También me desquicia la situación contraria: aunque los pedales sueltos son maravillosamente inmediatos cuando los ajustas, me fastidia no poder conmutarlos rápido. Incluso aunque tenga un switcher que los controla, luego siempre echo en falta poder usar más de un ajuste de un mismo pedal, y entonces echo en falta la flexibilidad de lo digital. Lo mío no tiene remedio.

Guitarras que no aguantan la afinación
No hay nada que rascar en esto, hay guitarras que no aguantan bien la afinación o que simplemente necesitan pasar por el luthier para renovar cejuela u otras partes. Pero mientras le pongo remedio, la sesión que tengo que tragame entera afinando cada dos por tres, rompe mi alma en pedazos.
Paso por todas las fases; la de afinar concienzudamente, la de tratar de ignorarlo cuando la desafinación es leve, y la de llorar arrodillado en un rincón del plató o estudio.

Cables apretujados y horriblemente enredados bajo mi pedalera
Belleza en la superficie, pero un drama bajo las barras: así son muchas pedaleras de pedales sueltos. Y lo peor de todo es cuando llega el día horripilante en que deja de sonar sin previo aviso, y hay que revisar cable por cable, tanto de audio como de alimentación. Y da gracias si pasa en un ensayo y no a medio bolo.
Cuando el tornillo de la microafinación del Floyd Rose llega al final
Me toca las narices. La cuerda Mi agudo está a muy poco de llegar a su afinación correcta, pero no es posible seguir apretando. El recorrido llegó al final, y es hora de resignarse y coger la llave Allen (¿dónde la tengo?, abrir los cierres, y aceptar que tu destino es afinar todo el puente completo.
Nuevamente, es algo que se soluciona respirando tranquilamente, sentándote en una silla, cogiendo la guitarra, y ajustando todo en el puente como es debido. Pero hay días en que siento que esa guitarra me ha fallado cuando más la necesitaba.

Los estuches de guitarra, así en general
Me cuesta argumentarlo, pero los estuches de guitarra me hacen enfadar. En casa, vacíos (ya que las guitarras las tengo colgadas para tenerlas a mano), son un objeto relativamente inútil que ocupa espacio. Si meto las guitarras dentro, me da pereza sacarlas y no las uso. En teoría, deberían proteger más la guitarra, pero ir a ensayar con el pedazo de estuche en la mano y la pedalera de 7 Kg. en la espalda es un tormento.
Al final, acabo llevándolas en fundas. Pero no soy capaz de vender los estuches, algo dentro mi corazón me hace sentir culpable si pienso en ello, ya que la guitarra perderá valor, y porque estaré perdiendo algo que solo podría tener alguien que compró esa guitarra en ese año. En fin, movidas mentales con poco sustento, lo reconozco.

Perder las púas
Obvio. La maldición que nos persigue a todos los guitarristas mundialmente no iba a ser una excepción. ¿Por qué se marchan y a dónde van? Nadie lo sabe. Nos que nos quedamos en este plano de la realidad, confundidos y aterrados, solo podemos aspirar a seguir viviendo y tratar de llenar el vacío con otras púas.
