por Adam Douglas | Tiempo de lectura aproximado: 13 Minutos

La historia de los sintetizadores Roland: instrumentos que crearon géneros  ·  Fuente: Roland

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La historia de los sintetizadores Roland está protagonizada por algunos de los instrumentos electrónicos más famosos de todos los tiempos: sintetizadores monofónicos, sistemas modulares, Juno, Jupiter… Y muchos más.

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La historia de los sintetizadores Roland: subiéndose al carro con el SH-1000

En 1960, un técnico especializado en la reparación de relojes que vivía en Osaka llamado Ikutaro Kakehashi fundó Ace-Tone, una empresa en la que pensaba fabricar instrumentos musicales. Tras vender y luego revender Ace-Tone a empresas más grandes, relegando la figura de Kakehashi al rol de accionista, se fue y decidió fundar, esta vez en 1972, otra nueva empresa a la que llamó Roland Corporation.

Roland SH-1000
Roland SH-1000

El primer instrumento original de Roland fue también su primer sintetizador. El SH-1000 se presentó en 1973 y fue el inicio de una larga familia de productos SH y de la historia de los sintetizadores Roland. Muy típico de los sintetizadores japoneses de aquella época, estaba pensado para colocarse encima de un órgano, con muchos de sus controles en el lado izquierdo del teclado e incluso debajo de él. En lo que a diseño se refiere, era algo parecido a un cruce entre un ARP Pro Soloist y un Moog Minimoog Model D.

Echando la vista atrás, el SH-1000 no fue precisamente un éxito de ventas, pero le dio a Roland las pautas a seguir en su siguiente aventura: el SH-2000. Por aquel entonces, los sintetizadores eran productos completamente nuevos, y los fabricantes iban descubriendo como fabricar uno sobre la marcha. Además, los músicos buscaban instrumentos que ofreciesen un acceso rápido a los presets sin complicarse la vida. Pero el SH-1000 era todo un desafío para los usuarios más intrépidos gracias a su único oscilador que permitía apilar diferentes formas de onda. Además, el SH-1000 integraba un filtro ladder tipo Moog, una envolvente ADSR, dos LFOs y un generador de ruido blanco/rosa.

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La historia de los sintetizadores Roland: Sistema 100, 100m y 700

Los músicos que soñaban con sintetizadores con opciones más potentes de diseño sonoro no tuvieron que esperar mucho a que Roland se decidiese a explorar ese territorio. Después de los sintes monofónicos SH-3, SH-3A y SH-5 (lanzados entre 1973 y 1975), el año 1976 fue testigo del lanzamiento de dos «Sistemas» realmente monstruosos, con otro más que llegaría en 1979. Y sí, escribo «Sistemas» con mayúscula porque me refiero a la gama System.

Roland System-100
Roland System-100

El primero fue el System-100, un sintetizador monofónico semimodular al que también se lo conoce como Model-101, el expansor Model-102, el mezclador Model-103 (que incluía una reverb de muelles), el secuenciador por pasos Model-104 y los altavoces Model-109. Tener el paquete completo se parecía más a controlar la consola de control de un transbordador espacial que a tocar un instrumento musical, y la verdad es que tenía un sonido increíblemente potente

Pero Roland solo estaba empezando. Ese mismo año también lanzó el System-700, un completo entorno modular que incluía nueve osciladores, una sección de cuatro filtros, cinco VCAs, cuatro envolventes, tres LFOs, mezclador, secuenciador y procesadores de delay y phaser. Pero con un precio que rivalizaba con el de los coches más lujosos, se vendieron muy pocos.

Sin abandonar el terreno modular, Roland volvió a alimentar la gama System en 1979 con el System-100M, un sintetizador bastante más asequible (aunque ni mucho menos me atrevería decir que era barato) que ofrecía una enorme variedad de módulos con los que trabajar. Lo que incluía un oscilador dual estándar 112, el filtro dual 121, el VCA dual 130, la envolvente dual 140 y un LFO, además de unidades de modulación en anillo, ruido y S&H. También incluía el módulo 110, una combinación VCO/VCF/VCA. Este modelo se siguió venciendo hasta 1983, y hoy en día sigue siendo sin instrumento muy buscado gracias a su fantástico.

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La historia de los sintetizadores Roland: del JP-4 al Alpha 1

A finales de la década de 1970, el mercado de los sintetizadores cambiaba rápidamente. Y aunque Roland ya habías sacado un buen número de joyas monofónicas, había llegado la hora de bajar al «barro polifónico». Y Roland no solo consiguió sobrevivir en ese nuevo orden mundial más exigente, sino que incluso prosperó considerablemente. Aquí arranca uno de los capítulos más importantes en la historia de Roland.

El primer polifónico bien rematado de Rolan (sin contar los sintes de cuerda) fue el Jupiter-4 de cuatro voces. Bautizado así por el rey de los dioses romanos, se convertiría en un nombre que Roland emplearía de forma recurrente para designar a su sintetizador tope de gama. Sin embargo, con un solo oscilador por voz, un teclado corto de cuatro octavas y su diseño en formato órgano, el Jupiter-4 no era aún lo suficientemente seductor como para competir con los niños grandes que llegaban desde los Estados Unidos.

El Jupiter-8, sin embargo, fue otro rollo totalmente diferente. Lanzado en 1981, esta bestia polifónica de ocho voces tenía todo lo que podían desear los amantes de los sintetizadores más exigentes, incluyendo dos osciladores por voz, un filtro conmutable de 12db/octava y 24dB/octava, sincronización para los osciladores y modulación cruzada. También podía dividir el teclado, asignando diferentes sonidos a las secciones superior e inferior. Pero más allá de sus impresionantes especificaciones, el JP-8 se hizo famoso por su sonido y, en particular, por su capacidad para sonar bien en cualquier situación. Se convirtió en un elemento básico de cualquier estudio profesional, y se uso en muchos de los mayores éxitos de la década de los 80, y después, claro.

Roland Jupiter-8
Roland Jupiter-8

Después llegaría el Jupiter-6, un Jupiter más «asequible» que años después se haría con el favor de muchos productores de música electrónica; y el módulo MKS-80 Super Jupiter. Combinando este con el programador MPG80 opcional, era posible montar un analógico polifónico con un sonido enorme pero reducido en un rack.

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Roland Juno-60
Roland Juno-60

Y si Jupiter era el rey, entonces Juno era la reina. Casi tan famosos como los Jupiter, pero más populares entre el gran público gracias a un precio considerablemente más bajo, la serie Juno brindó sintetizadores analógicos polifónicos de seis voces que han sido muy alabados durante más de cuatro décadas. El primero fue el Juno-6 de 1982 (seguido aquel mismo año por el Juno-60 que ofrecía la posibilidad de guardar presets). La ruta de la señal erasencilla y «puro Roland»: un solo oscilador, filtros paso-alto no resonante paso-abajo resonante, una sola envolvente, un LFO y uno de los mejores efectos de chorus que se han podido escuchar. Sin embargo, la mayor novedad del modelo fue la sustitución del VCO original por un DCO que prometía un sonido más limpio y estable.

Roland siguió lanzando instrumentos bajo el nombre de Juno a lo largo de los años 80, como el Juno-106 con conectividad MIDI, los Alpha Juno 1 y 2 (ambos de 1985) y el MKS-7 Super Quartet (1986), que tenía tres secciones de sintetizador tipo Juno-106 más sonidos de batería TR-707 adicionales.

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La historia de los sintetizadores Roland: SH-101 y MC-202

Para los productores de música de baile, pocos instrumentos son capaces de acelerar el ritmo cardiaco como las máquinas de Roland con numeración «x0x» que el fabricante lanzó en la década de 1980. Pero como nos estamos centrando en sintetizadores y no en cajas de ritmo, nos saltaremos los dígitos más (lo siento 606, 707, 808 y 909) y empezaremos por el más «bajo» de la gama: el SH-101.

Roland SH-101
Roland SH-101

Si has leído con atención, sabrás que el primer sintetizador de Roland fue el SH-1000. La etiqueta SH es una de las que Roland continúa utilizando incluso a día de hoy. Y uno de los más famosos de la familia es el SH-101, un sinte monofónico de 1982 que acabó siendo muy popular entre los productores techno. Pequeño, fabricado en plástico plástico y lanzado en una gama de divertidos colores poco habituales, el SH-101 es el típico instrumento que suena mucho mejor de lo que podría parecer a simple vista. La simplicidad de la ruta de su señal (un solo oscilador VCO, filtro, VCA y LFO) brinda sonidos limpios y simples pero MUY potentes. Y gracias al suboscilador y el secuenciador digital integrado, era un sintetizador de lo más capaz a la hora de programar fantásticas secuencias de sonidos graves.

En 1983, Roland le quitó las teclas al SH-101, le añadió algunos botones de teclado «tipo» Casio y lo llamó MC-202. Aunque no es tan popular como el 101, si da la casualidad que buscas una pequeña «groovebox» ácida, puede ser una gran opción.

La historia de los sintetizadores Roland: todo el mundo necesita un 303

Y ya que hablamos de ácido. Pocos fracasos han sido tan exitosos  como el TB-303. Lanzado en 1981 y descatalogado unos años después, este pequeño sintetizador con secuenciador estaba destinado a ser un accesorio para guitarristas con el que programar líneas de bajo. Sin embargo, fueron los productores de música electrónica los que le dieron un lugar en la historia. El TB-303 resultó ser un sintetizador muy potente y modificable, y su secuenciador por pasos con acentos hacía que fuese la máquina perfecta de sonidos ácidos y psicodélicos.

Roland TB-303
Roland TB-303

La historia de los sintetizadores Roland: D-50 y JD-800

El Yamaha DX7 cambió por completo el paradigma del mercado de los sintetizadores con la síntesis FM, y otros fabricantes intentaron competir desde sus departamentos de I+D. Para Roland, la respuesta en ese camino digital que se había abierto era otra muy diferente: los sonidos muestreados.

Roland D-50
Roland D-50

Aunque lo cierto es que el sampling no era nada nuevo para finales de los 80. Fairlight lanzó el primer sampler de éxito, el CMI, en 1979, y la propia Roland también estrenó el suyo, el S-50, en 1986. La compañía aprovechó esos conocimientos, los combinó con un tipo de síntesis nueva llamada VA (virtual analog) y de ahí nació lo que en Roland denominaron Síntesis Lineal y, por extensión, el D-50 de 1987. Esta elegante máquina negra podía crear todo tipo de sonidos con un realismo sorprendente. La clave era la parte del ataque del sonido, que se ejecutaba por cortesía de una muestra PCM muy corta. Aquel sintetizador fue un gran éxito y fue capaz de batir finalmente a Yamaha y sus sintetizadores FM. Y otra vez se iniciaba un nuevo capítulo en la historia de Roland.

Roland seguiría mejorando la síntesis lineal durante los siguientes años, y su zenit llegaría con el JD-800. Diseñado por ingenieros ansiosos por volver a poner en los sintetizadores controles físicos en tiempo real, el JD-800 de 1991 estaba absolutamente saturado por deslizadores. Todo digital, presentaba una combinación similar de muestras PCM y síntesis de VA que podías apilar hasta en cuatro capas (y reproducirlas por separado vía MIDI). También integraba una sección multiefectos que era realmente completa para la época. Sin embargo, aparte de unos pocos músicos y productores de renombre, su alto precio mantuvo alejados al resto de músicos.

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La historia de los sintetizadores Roland: JP-8000

Roland siguió desarrollando avances en muestreo y síntesis durante los primeros años de los 90, con una serie JV que fue especialmente popular. Pero en 1997, en la fiesta PCM se coló un invitado inesperado: el JP-8000. En un tiempo en el que la música electrónica de baile lo dominaba todo y los productores buscaban desesperados aquellos sonidos analógicos perdidos años atrás, la tecnología de síntesis por modelado físico dio lugar a otra llamada síntesis analógica virtual. Sí, le había llegado el turno a la síntesis digital con sonido retro.

Roland JP-8000
Roland JP-8000

Con filtros multimodo de 12dB y 24dB por octava (digitales, por supuesto), chorus y delay (también digitales) y muchos controles físico, el JP-8000 encajaba perfectamente con lo que la gente demandaba. Pero fue una de sus ondas, la Super Saw, la que convirtió al JP-8000 en un instrumento imprescindible para el trance y otros géneros de la música electrónica. Apilando ondas de diente de sierra desafinadas, aquel sinte sonaba gigantesco y aquel sonido en todo un estándar.

La historia de los sintetizadores Roland: Aira, Boutique y ZEN-Core

Al igual que otros fabricantes, gran parte de la producción actual de Roland ha girado en torno a la reinterpretación de instrumentos antiguos pero en una versión más moderna. Para ello, la compañía ha cogido muchos de sus grandes clásicos, como el TB-303, y los ha vuelto a lanzar dentro de gamas como AIRA y los miniaturizados sintetizadores Boutique. Los puristas analógicos se quejan constantemente de esta reinvención digital, pero no parece que las cuentas de la compañía se hayan resentido en exceso.

Roland Aira lineup
Gama Roland Aira

Roland también ha apostado por el desarrollo de plugins, convirtiendo muchos de sus instrumentos más famosos en sintetizadores virtuales para usar en DAWs. Esta familia también incluye Zenology, un plugin que forma parte de lo que Roland llama ZEN-Core, un ecosistema de síntesis que abarca software y hardware que incluye sintetizadores como Jupiter-X y Jupiter-Xm, Juno-X, la línea Fantom, MC-101 y MC-707, y más.

Roland SH-4d
Roland SH-4d

El sintetizador más reciente de Roland, el SH-4d de 2023, sigue explorando la familia SH 50 años después de su debut. Con emulaciones de osciladores del Juno-106 y SH-101, además de muestras PCM sacadas de las series JV y XV, así como nuevos motores analógicos virtuales, FM y por tabla de ondas. Sin duda es un instrumento que reúne el pasado, el presente y el futuro de Roland en un solo lugar.

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